sábado, 23 de abril de 2011

Lanzan por internet el primer atlas digital del cerebro humano.

El mapa tridimensional del cerébro humano servirá para estudiar enfermedades mentales se costeó gracias a los fondos del co-fundador de Microsoft, reporta el sitio chileno EL DÍNAMO.

Los científicos, estudiosos y curiosos de todo el mundo ya pueden bajarse el primer atlas digital del cerebro humano, un programa 3D elaborado por el Instituto de Ciencia Cerebral de Paul Allen y para cuya elaboración han sido necesarios cuatro años de trabajo y 55 millones de dólares de inversión, aportados por el cofundador de Microsoft. Se espera que el mapa tridimensional del cerebro humano sirva para estudiar las enfermedades mentales, tales como el autismo, la depresión o el Alzheimer.

El atlas del cerebro humano se ha elaborado a partir de dos cerebros donados para la investigación. Los científicos seccionaron cada cerebro en 9.000 finísimas capas y vincularon los tejidos a otros tantos miles de genes que causan distintas funciones cerebrales. El atlas resultante –disponible en www.brain-map.org- señala más de 100 millones de puntos en los que los genes inciden con más o menos intensidad.

Seres humanos se clasifican en tres tipos según las bacterias que habitan en su sistema digestivo

En unos años, la ficha básica de los datos médicos (sexo, edad y grupo sanguíneo) podría verse ampliada con una nueva casilla: el enterotipo. Un estudio publicado hoy en Nature, en el que han participado investigadores del Institut de Recerca Valld’Hebrón (VHIR), demuestra que los seres humanos se clasifican en tres tipos según las bacterias que habitan en su sistema digestivo, el enterotipo, señala el diario español PÚBLICO.



Este hallazgo es resultado del proyecto multinacional MetaHIT que el año pasado consiguió identificar todos los genes más de tres millones de las bacterias del organismo, lo que se bautizó como microbioma humano. “A partir de ahí, vimos que las bacterias se asociaban de forma concreta, creando lo que definimos como constelaciones. Es decir, registramos que cuando había muchas bacterias de un tipo, disminuían las pertenecientes a otro, como si fuera un ecosistema”, explica por teléfono el responsable español del proyecto, el investigador del VHIR Francisco Guarner.

Existen otras diferencias entre el estudio publicado hoy y el que la misma revista recogió en portada hace algo más de un año. En aquel, por ejemplo, sólo se había analizado a través de las heces la flora intestinal completa de 33 personas (daneses y españoles). Ahora, la muestra se ha aumentado a casi 200 y también lo han hecho las nacionalidades, que ahora incluyen a Italia, Francia, Japón, Austra-lia y Canadá. Y el patrón, la división en tres grupos, se ha mantenido aunque haya más participantes. “Al principio, pensábamos que en España sería distinto, porque hay una alimentación y un estilo de vida diferente, pero hemos visto que hay una estructura fundamental que se mantiene, aunque otras variaciones puedan depender de otros factores”, apunta Guarner.